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Recorrida por el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba)

Visitar el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) siempre ha sido una experiencia enriquecedora para mí, pero esta vez, la visita fue aún más especial. Al ingresar, fui recibida por una instalación imponente que rindió homenaje a la obra «Manifestación» de Antonio Berni, pintada hace ya 90 años. Esta versión contemporánea, creada por el dúo artístico Juliana Laffitte y Manuel Mendanha, conocidos como Mondongo, me dejó maravillada.La pieza, que pesa más de 120 kilos y está hecha de plastilina, presenta una versión espejada de la obra original de Berni. En lugar de los trabajadores anónimos que protestaban en el barrio Refinería de Rosario, esta nueva versión muestra a más de 30 personajes, incluyendo a los artistas y sus amigos, manifestándose en las calles aledañas a la Plaza de Mayo. La elección de personajes no fue casual; cada uno de ellos representa una voz, una historia y una realidad dentro del contexto contemporáneo.«Si hay polémica, bienvenida sea», afirman Laffitte y Mendanha, y no podría estar más de acuerdo. Estamos en la villa miseria que instalaron en la planta baja del Malba, un espacio construido con chapas, maderas y cartones, lindero con el coqueto shop del museo de Costantini. Esta yuxtaposición parece emular las fronteras que separan los countries de los asentamientos, pobres de un lado y ricos del otro, reflejando una realidad social que muchos prefieren ignorar.La versión de Mondongo de la clásica pintura fue adquirida por Eduardo Costantini, fundador del Malba, por una suma de seis cifras en dólares. Apenas inaugurada, la obra ya genera debates y controversias. En una entrevista con TN, los autores aseguraron que «las polémicas son bienvenidas», y al observar la obra y la reacción del público, es evidente que han logrado su objetivo.Este homenaje a Berni no solo reinterpreta una obra clásica, sino que también invita a la reflexión sobre la realidad social actual. Al salir del museo, no pude evitar sentirme conmovida y pensativa, recordando que el arte tiene el poder de cuestionar, provocar y, sobre todo, de generar diálogo. Sin duda, mi visita al Malba y el encuentro con esta obra quedarán grabados en mi memoria como un recordatorio de la importancia de mirar más allá de lo superficial y enfrentar las realidades que nos rodean.

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